¿De dónde proviene el mal y qué lo provoca? Una pregunta recurrente en la obra del escritor Stephen King (Maine, 1947). En esta ocasión, la novela El visitante (Plaza & Janés, 2018) pretende responderla combinando el terror, la ficción sobrenatural, y el misterio.
El libro inicia con la aparición del cadáver de un niño de once años en un parque de Flint City, ciudad inventada pero situada en Oklahoma. Las huellas dactilares y —más tarde el ADN— concuerdan con las de Terry Maitland, un hombre con buena reputación, que también es profesor de literatura y entrenador del equipo de béisbol local.
El detective Ralph Anderson ordena su arresto público. Sin embargo, Maitland tiene una coartada infalible, con material verosímil demuestra que estaba en otra ciudad cuando el crimen fue cometido. Pero su presunción de inocencia queda descartada y lo encarcelan.
La tensión de la trama va en aumento hasta que el autor incluye lo sobrenatural, usa viejos mitos mexicanos que también son conocidos en otros países de Latinoamérica. Centra las sospechas en el Cuco, un ser sobrenatural que se alimenta de niños. A medida que la investigación avanza hacia ese territorio, la novela decae en sus últimas páginas.
Hay que señalar que El visitante está relacionado con la trilogía de Bill Hodges —Mr. Mercedes, Quien pierde paga y Fin de guardia—, aunque puede leerse como novela autoconclusiva. De hecho, en sus capítulos aparece la señorita Holly Gibney quien hace referencia a los hechos más importantes de la saga, y a lo que sucedió con Brady Hartsfield.
De esta manera, Stephen King explora lo perverso. Quizá no pueda responder sobre su origen de manera directa, y por ello ha tenido que asociarlo a elementos de la tradición. En otros libros utiliza personajes reconocibles para cualquiera, como un payaso, una madre religiosa o un escritor. Entonces, ¿dónde se gesta la maldad?
Despiece
- Libro: El visitante de Stephen King.
- PVP: 23.95 balboas en El Hombre de la Mancha.
- La historia se ha adaptado en una miniserie de diez episodios de HBO.
Colaboración del artículo: @checherule
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