Salón 8, Yokoi Kenji Díaz

Debo felicitar por la forma tan simple de empatizar con cada historia, que, si bien puede ser real o ficticia, terminan sorprendiéndote. 

Yokoi Kenji Díaz, 1979, relata distintas experiencias de su vida, en su mayoría de la juventud, de una manera vivaz convirtiendo lo que puede haber sido un cuento de terror, en algo esperanzador como se puede notar en El Amigo Mafioso. A cualquiera le aterraria encontrarse con alguien mafioso, pero allí radica el poder que tiene el escritor de hacer una interesante mezcla personajes de distintos mundos. 

De la cotidianidad, Yokoi Kenji Díaz en Salón 8 (Planeta), revive un mundo que probablemente la mayoría ignoramos, o que preferimos dejar a un lado. En las distintas historias se nota una indudable inocencia del personaje principal, o mejor dicho del autor, sabiendo que todas las historias son inéditas. 

Es fácil conectar con un yo sentimental a medida que te vas adentrando en cada una de las cincuenta y un historias que relata en el libro. Uno puede llegar a creer que siempre hemos sido como somos, pero en el proceso de lectura recuperamos las cosas que pudimos olvidamos mientras creciamos  y disfrutar el día como lo hace un niño, con alegría. Cuando ya somos adultos, descubrimos que ser adulto no siempre es divertido; o al menos no tanto como ser niño. 

El autor te invita a analizar las situaciones cotidianas de tu vida, siempre con un motivo esperanzador; total, ya hay suficiente tristeza en el mundo como para plasmarla en estas hojas. 

Al finalizar la lectura me he cuestionado si el niño interior que hay en mí aún existe o fue ahogado entre responsabilidades de adulto. 

Me quedo con el buen sabor que me ha dejado la historia de donde proviene el nombre del libro, Salón 8: 

«Tal vez, y solo tal vez, la vida no es buena ni mala, simplemente es la vida.

Tal vez, y solo tal vez, no hay historias buenas o malas, simplemente el tiempo lo dirá.» 

Salón 8, Yokoi Kenji Díaz

Rafael Alexander Q. 

Autor de este artículo: @demipunoytecla