Un libro que, de manera brillante, nos insta a poner el énfasis en la humanidad que compartimos y no en aquello que nos divide.Recomendado del librero. La tradición política cosmopolita se inicia con el griego Diógenes el Cínico, quien, cuando se le preguntaba de dónde era, respondía diciendo que él era un ciudadano del mundo. En vez de subrayar su ascendencia, su clase social o su género, él se definía como ser humano y, con ello, reivindicaba implícitamente la igual valía de todas las personas. La idea de que la política debe tratar a la personas como seres iguales entre sí está detrás de muchos de los aspectos positivos del imaginario político occidental moderno. La tradición cosmopolita viene a ampliar la obra de Nussbaum y nos insta a poner el énfasis en la humanidad que compartimos y uno en aquello que nos divide.
Un libro que, de manera brillante, nos insta a poner el énfasis en la humanidad que compartimos y no en aquello que nos divide.Recomendado del librero. La tradición política cosmopolita se inicia con el griego Diógenes el Cínico, quien, cuando se le preguntaba de dónde era, respondía diciendo que él era un ciudadano del mundo. En vez de subrayar su ascendencia, su clase social o su género, él se definía como ser humano y, con ello, reivindicaba implícitamente la igual valía de todas las personas. La idea de que la política debe tratar a la personas como seres iguales entre sí está detrás de muchos de los aspectos positivos del imaginario político occidental moderno. La tradición cosmopolita viene a ampliar la obra de Nussbaum y nos insta a poner el énfasis en la humanidad que compartimos y uno en aquello que nos divide.