¿Cuándo se debe intervenir militarmente en los asuntos internos de otros países?
En este inquietante ensayo, David Rieff plantea una serie de cuestiones fundamentales que no podemos ignorar en esta era global. ¿Cuándo se debe intervenir militarmente en los asuntos internos de otros países? ¿Constituyen los derechos humanos y las cuestiones humanitarias razones legítimas para intervenir o es este asalto a la soberanía nacional una excusa para la recolonización de parte del mundo? ¿Qué papel deberían desempeñar las Naciones Unidas en la solución de las crisis humanitarias? Y sobre todo, ¿se puede imponer la democracia a punta de pistola?
Los ensayos aquí reunidos presentan un penetrante retrato de lo que ocurre cuando los grandiosos planes de los políticos y las bienintencionadas ambiciones éticas de los activistas pro derechos humanos descarrilan terriblemente sobre el terreno. La pregunta que surge una y otra vez es ¿se corresponde esta ambición nuestra de proteger a la gente de las masacres y la penuria con nuestros medios y nuestra inteligencia? La respuesta no es optimista. Al contrario, es la desilusionada conclusión de un escritor que una vez abanderó la necesidad de tales intervenciones.
¿Cuándo se debe intervenir militarmente en los asuntos internos de otros países?
En este inquietante ensayo, David Rieff plantea una serie de cuestiones fundamentales que no podemos ignorar en esta era global. ¿Cuándo se debe intervenir militarmente en los asuntos internos de otros países? ¿Constituyen los derechos humanos y las cuestiones humanitarias razones legítimas para intervenir o es este asalto a la soberanía nacional una excusa para la recolonización de parte del mundo? ¿Qué papel deberían desempeñar las Naciones Unidas en la solución de las crisis humanitarias? Y sobre todo, ¿se puede imponer la democracia a punta de pistola?
Los ensayos aquí reunidos presentan un penetrante retrato de lo que ocurre cuando los grandiosos planes de los políticos y las bienintencionadas ambiciones éticas de los activistas pro derechos humanos descarrilan terriblemente sobre el terreno. La pregunta que surge una y otra vez es ¿se corresponde esta ambición nuestra de proteger a la gente de las masacres y la penuria con nuestros medios y nuestra inteligencia? La respuesta no es optimista. Al contrario, es la desilusionada conclusión de un escritor que una vez abanderó la necesidad de tales intervenciones.