"Los cuentos de Animales desamparados trabajan un tipo de inquietud particular, son historias donde lo extraño irrumpe con una fuerza que rompe y reconfigura nuestra idea del mundo. Federico Etchevarne eligió una frase de H. P. Lovecraft como epígrafe: 'Ningún nuevo horror puede ser más terrible que la tortura de lo cotidiano'. Me parece una buena síntesis de su poética. Porque en este libro lo que amenaza y está ahí fuera, llega a los personajes en una especie de intercambio espurio: para dejar atrás nuestras existencias insulares, el precio es ver en peligro nuestra propia cordura. En los relatos que van a leer abundan los niños y los viejos, dos extremos de nuestra vida social donde se despliegan distintos tipos de fragilidades y también acechan daños. La lógica de víctima y victimario se ve muchas veces subvertida por pequeñas torsiones que la imaginación de Federico realiza sobre lo real. Y uno, como lector, agradece que el mundo se vuelva así más imprevisible e inestable porque, en definitiva, sabemos muy bien, y desde hace tiempo, que nadie nunca pude decirse a salvo" (Juan Mattio).
"Los cuentos de Animales desamparados trabajan un tipo de inquietud particular, son historias donde lo extraño irrumpe con una fuerza que rompe y reconfigura nuestra idea del mundo. Federico Etchevarne eligió una frase de H. P. Lovecraft como epígrafe: 'Ningún nuevo horror puede ser más terrible que la tortura de lo cotidiano'. Me parece una buena síntesis de su poética. Porque en este libro lo que amenaza y está ahí fuera, llega a los personajes en una especie de intercambio espurio: para dejar atrás nuestras existencias insulares, el precio es ver en peligro nuestra propia cordura. En los relatos que van a leer abundan los niños y los viejos, dos extremos de nuestra vida social donde se despliegan distintos tipos de fragilidades y también acechan daños. La lógica de víctima y victimario se ve muchas veces subvertida por pequeñas torsiones que la imaginación de Federico realiza sobre lo real. Y uno, como lector, agradece que el mundo se vuelva así más imprevisible e inestable porque, en definitiva, sabemos muy bien, y desde hace tiempo, que nadie nunca pude decirse a salvo" (Juan Mattio).