Son todos lugares comunes: la radio es el más noble de los medios de comunicación, estimula el pensamiento abstracto, no atenta contra la vista, se puede llevar a todos lados. Son datos verificables que engrandecen a la radio y se han convertido en lugares comunes justamente por eso, por ser verdades incontrastables. Escuchar radio no es un placer ni una decisión; es una costumbre, y por eso su práctica está asociada a los viejos. Su presencia es como la de un perro o una planta: está ahí, se acomoda a nuestros movimientos, nos escolta en nuestros cambios de ánimo y es, siempre, una relación para toda la vida.
Son todos lugares comunes: la radio es el más noble de los medios de comunicación, estimula el pensamiento abstracto, no atenta contra la vista, se puede llevar a todos lados. Son datos verificables que engrandecen a la radio y se han convertido en lugares comunes justamente por eso, por ser verdades incontrastables. Escuchar radio no es un placer ni una decisión; es una costumbre, y por eso su práctica está asociada a los viejos. Su presencia es como la de un perro o una planta: está ahí, se acomoda a nuestros movimientos, nos escolta en nuestros cambios de ánimo y es, siempre, una relación para toda la vida.