«Nadie es un bebé y vuelve para contarlo. Por eso los hijos son uno de los mayores enigmas que pueblan la faz de la Tierra».
El poeta y periodista Sergio C. Fanjul vivió, en pocos meses, la muerte de su madre y el nacimiento de su hija. En El padre del fuego, a caballo entre la reflexión y la narrativa, entre lo poético y lo asombroso, entre la alegría y la duda, Fanjul es testigo de esa transmisión del fuego de la especie humana.
Un viaje en el que se mezclan los miedos que conlleva la paternidad, el drama del parto y la formación de una nueva persona que conquista la vida día a día; el humor surrealista que provoca la convivencia con esos extraños seres que son los niños, generadores caóticos de situaciones absurdas; los malabares cotidianos en un mundo que no parece estar pensado para criar, y el torbellino que se produce en las relaciones de pareja cuando cae la bomba nuclear de los hijos.
«Nadie es un bebé y vuelve para contarlo. Por eso los hijos son uno de los mayores enigmas que pueblan la faz de la Tierra».
El poeta y periodista Sergio C. Fanjul vivió, en pocos meses, la muerte de su madre y el nacimiento de su hija. En El padre del fuego, a caballo entre la reflexión y la narrativa, entre lo poético y lo asombroso, entre la alegría y la duda, Fanjul es testigo de esa transmisión del fuego de la especie humana.
Un viaje en el que se mezclan los miedos que conlleva la paternidad, el drama del parto y la formación de una nueva persona que conquista la vida día a día; el humor surrealista que provoca la convivencia con esos extraños seres que son los niños, generadores caóticos de situaciones absurdas; los malabares cotidianos en un mundo que no parece estar pensado para criar, y el torbellino que se produce en las relaciones de pareja cuando cae la bomba nuclear de los hijos.