Peter Guillam, leal colega y discípulo de George Smiley en el servicio secreto británico -al que llaman El Circo- disfruta sus días de retiro en la finca familiar de la costa meridional de Bretaña, hasta que llega una carta de su antigua organización en donde le piden volver a Londres. En una fina trama donde se entrelazan el pasado y el presente de manera sutil, ingeniosa, apasionante, Le Carré desgrana una historia en la que resuenan ecos de otras dos de sus grandes narraciones: El espía que surgió del frío y El topo, mostrando que el pasado no es algo que pueda abandonarse tan fácilmente, y que su repentina irrupción es algo con lo que no se puede dejar de contar. Por eso, más valdría recordar, como nos ha transmitido Heródoto, la sabia respuesta que Solón da a Creso cuando este le pregunta con insistencia a quién considera más dichoso de todos los hombres –confiando en que le reconocerá a él ser el poseedor ese privilegio- : “…Pero es preciso considerar el final de todo asunto, cómo acabará, pues ciertamente la divinidad, después de dejar ver la felicidad a muchos, los derribó de raíz” A todos nos gustaría surgir del frío para reconfortarnos al calor de esta novela”—The New york timesLe Carré es capaz de pintar un personaje en una frase, transmitir una revelación emocional en dos líneas y demoler una ideología en un párrafo.—Publishers WeeklyComo el vino, el talento de le Carré como escritor ha ganado con la edad.—The timesUn escritor que ya se cuenta entre los inmortales—The Observer. Un talento descomunal—The independent