Don Blas de Lezo es el único marino de su tiempo que no perdió una sola batalla, aunque en ello dejó medio cuerpo. Participó y dirigió la Armada española en las batallas de Vélez-Málaga, Tolón y en el asedio a Barcelona. Su trayectoria épica se agigantó al erradicar la pitarería del mar del Sur, al proteger el Mediterráneo, al recuperar caudales para su rey en Italia, al asegurar la célebre Conquista de Óran y al garantizar, con su victoria en Cartagena de Indias, la supremacía del Imperio en los mares durante sesenta y cinco años más, hasta trafalgar , en 1805. Don Blans de Lezo, como nos lo retrata con pinceladas certeras y Adelina Covo, fue el terrror tando de la marina inglesa como de los corsarios y piratas que azotaban el mar Cétilco y, muy pronto, las hazañas del "Zorro de los Mares" fueron comidilla en las tabernas portuarias del viejo continente.
Don Blas de Lezo es el único marino de su tiempo que no perdió una sola batalla, aunque en ello dejó medio cuerpo. Participó y dirigió la Armada española en las batallas de Vélez-Málaga, Tolón y en el asedio a Barcelona. Su trayectoria épica se agigantó al erradicar la pitarería del mar del Sur, al proteger el Mediterráneo, al recuperar caudales para su rey en Italia, al asegurar la célebre Conquista de Óran y al garantizar, con su victoria en Cartagena de Indias, la supremacía del Imperio en los mares durante sesenta y cinco años más, hasta trafalgar , en 1805. Don Blans de Lezo, como nos lo retrata con pinceladas certeras y Adelina Covo, fue el terrror tando de la marina inglesa como de los corsarios y piratas que azotaban el mar Cétilco y, muy pronto, las hazañas del "Zorro de los Mares" fueron comidilla en las tabernas portuarias del viejo continente.