Esta es una historia de violencia estatal en contra de un hombre y su familia, compuesta por cinco mujeres que debieron, tras el horrendo hecho, emprender un camino doloroso hacia el exilio.Este texto de Helena Uran Bidegain no sólo es un acto de justicia poética sino una profunda reflexión sobre una de las peores tragedias que ha vivido Colombia. El ataque o la masacre del Palacio de Justicia fue, además de un hecho luctuoso para la sociedad, un punto de inflexión para cientos de familias que quedaron atravesadas, literalmente, entre las violencias de la guerrilla y del Estado. Carlos Horacio Uran, un brillante abogado que se había formado en Uruguay, Bélgica y Francia, trabajaba como magistrado auxiliar en el Consejo de Estado. La tarde del 7 de noviembre salió vivo del Palacio pero luego fue introducido al edificio para hacerlo parecer muerto en el sangriento asalto del 6 y 7 de noviembre. Este libro comienza cuando un comando del M-19 se toma el edificio sede de la Justicia colombiana, y se inicia una batalla que dejó un vacío de poder de 27 horas con las Fuerzas Armadas. En el entretanto, la familia de Uran, su esposa Ana María, y sus cuatro hijas, además de sus amigos, intentaron buscarlo por todos los medios. La angustiosa pesquisa los llevó a Medicina Legal, en esos días aciagos, y tras los hechos, a un exilio desgarrador. Su hija Helena, quien para la época tenía diez años, cuenta esa historia colombiana de violencia, y revictimización, cuya verdad comenzó a salir a la luz gracias a la investigación valiente 22 años después de los hechos, de un periodista y una fiscal quien también terminó perseguida.La presente reedición ha sido revisada y aumentada por su autora y conserva las grandes virtudes de su primera edición, aparecida en 2020: una vez más debería ser leído con urgencia por cualquiera que quiera entender que nuestra historia personal tiene hondas implicaciones en la vida política: la tragedia de la ejecución y desaparición forzosa de un padre que deja cicatrices profundas en su familia, pero, también, en todos nosotros.
Esta es una historia de violencia estatal en contra de un hombre y su familia, compuesta por cinco mujeres que debieron, tras el horrendo hecho, emprender un camino doloroso hacia el exilio.Este texto de Helena Uran Bidegain no sólo es un acto de justicia poética sino una profunda reflexión sobre una de las peores tragedias que ha vivido Colombia. El ataque o la masacre del Palacio de Justicia fue, además de un hecho luctuoso para la sociedad, un punto de inflexión para cientos de familias que quedaron atravesadas, literalmente, entre las violencias de la guerrilla y del Estado. Carlos Horacio Uran, un brillante abogado que se había formado en Uruguay, Bélgica y Francia, trabajaba como magistrado auxiliar en el Consejo de Estado. La tarde del 7 de noviembre salió vivo del Palacio pero luego fue introducido al edificio para hacerlo parecer muerto en el sangriento asalto del 6 y 7 de noviembre. Este libro comienza cuando un comando del M-19 se toma el edificio sede de la Justicia colombiana, y se inicia una batalla que dejó un vacío de poder de 27 horas con las Fuerzas Armadas. En el entretanto, la familia de Uran, su esposa Ana María, y sus cuatro hijas, además de sus amigos, intentaron buscarlo por todos los medios. La angustiosa pesquisa los llevó a Medicina Legal, en esos días aciagos, y tras los hechos, a un exilio desgarrador. Su hija Helena, quien para la época tenía diez años, cuenta esa historia colombiana de violencia, y revictimización, cuya verdad comenzó a salir a la luz gracias a la investigación valiente 22 años después de los hechos, de un periodista y una fiscal quien también terminó perseguida.La presente reedición ha sido revisada y aumentada por su autora y conserva las grandes virtudes de su primera edición, aparecida en 2020: una vez más debería ser leído con urgencia por cualquiera que quiera entender que nuestra historia personal tiene hondas implicaciones en la vida política: la tragedia de la ejecución y desaparición forzosa de un padre que deja cicatrices profundas en su familia, pero, también, en todos nosotros.