Las obsesiones nunca son buenas y menos cuando son enfermizas. O eso tendría que haber pensado Sinaí Ferreira antes de interferir en los secretos y la vida de los Frey.
Por desgracia, nunca elegimos de quién nos obsesionamos y en este caso no iba a ser diferente. Una vez puestos los ojos sobre su presa, Sinaí haría cualquier cosa para conseguirla.
Peligrosamente atractivo. Un prodigio. Adicto a revivir personas. Axer Frey era el último chico que una nerd intentaría alcanzar.
Menos ella.
Secretos, jugadas de ajedrez y una arrolladora tensión sexual llevarán a Sinaí al fondo de un abismo… del que no querrá salir jamás.