«Yo hubiera podido fácilmente sofocar el fuego con mi casaca, pero, por desgracia, la había olvidado en casa con las prisas, presentándome solo con mi justillo de cuero. La situación parecía totalmente desesperada y lamentable y el magnífico palacio habría infaliblemente quedado arrasado por el fuego, de no habérseme ocurrido, con una presencia de ánimo rara en mí, un remedio repentino.»
«Yo hubiera podido fácilmente sofocar el fuego con mi casaca, pero, por desgracia, la había olvidado en casa con las prisas, presentándome solo con mi justillo de cuero. La situación parecía totalmente desesperada y lamentable y el magnífico palacio habría infaliblemente quedado arrasado por el fuego, de no habérseme ocurrido, con una presencia de ánimo rara en mí, un remedio repentino.»