EnAlberca vacía, Isabel Zapata nos recuerda que la vida se descubre y se significa en la danza de lo inmediato, en cada gesto, en cada duelo, en cada plato de lentejas.
-Prólogo de Alejandro Zambra-
No son cartas febriles, aunque en todas late una intensidad dulce y melancólica. Juntas componen una cartografía diversa: van de la traducción a la maternidad y la pandemia, de los subrayados como formas de ternura al germen de futuro que se incuba en toda alberca vacía.
Encontramos también una historia de las virtudes perrunas, un pequeño tratado sobre la libertad y el decoro a propósito de los bufets, y una lección, a vuelo de pájaro, sobre las posibilidades de migrar dentro de nuestra propia casa.
«Estos ensayos nos interpelan, a veces de forma directa, otras veces velada, como con una amabilidad tácita.»
-Alejandro Zambra
EnAlberca vacía, Isabel Zapata nos recuerda que la vida se descubre y se significa en la danza de lo inmediato, en cada gesto, en cada duelo, en cada plato de lentejas.
-Prólogo de Alejandro Zambra-
No son cartas febriles, aunque en todas late una intensidad dulce y melancólica. Juntas componen una cartografía diversa: van de la traducción a la maternidad y la pandemia, de los subrayados como formas de ternura al germen de futuro que se incuba en toda alberca vacía.
Encontramos también una historia de las virtudes perrunas, un pequeño tratado sobre la libertad y el decoro a propósito de los bufets, y una lección, a vuelo de pájaro, sobre las posibilidades de migrar dentro de nuestra propia casa.
«Estos ensayos nos interpelan, a veces de forma directa, otras veces velada, como con una amabilidad tácita.»
-Alejandro Zambra