El presente texto aborda la posibilidad de afirmar un "uso" político del pensamiento filosófico en diálogo conJacques Rancière, no en la búsqueda de consensos sobre el sentido del mundo, sino, por el contrario, en la interrupción de lo ya dicho, ya pensado, ya ordenado, ya categorizado. Es decir, propone al pensamiento como posibilidad de trasformación de la sensibilidad y de producción de efectos en los modos de ver y actuar, en la medida en que redefinimos su "trabajo" y su relación con las prácticas y experiencias en el campo social. Esta reformulación propone al pensamiento no como abstracción sino como alteración. Se trata menos de comprender lo que está allí, ya trazado en evidencias de hechos, divisiones habituales, categorías determinadas, que de desarticular un orden de partición dado volviendo a articular temporariamente otro en el cual se haga lugar a lo que antes no tenía lugar. Las operaciones del pensamiento como alteración (o "disenso", en palabras de Rancière) son las que el filósofo pone en marcha a lo largo de toda su obra en los modos de mirar, armar relaciones donde no las había y escribir un paisaje que rechaza las naturalizaciones.
El presente texto aborda la posibilidad de afirmar un "uso" político del pensamiento filosófico en diálogo conJacques Rancière, no en la búsqueda de consensos sobre el sentido del mundo, sino, por el contrario, en la interrupción de lo ya dicho, ya pensado, ya ordenado, ya categorizado. Es decir, propone al pensamiento como posibilidad de trasformación de la sensibilidad y de producción de efectos en los modos de ver y actuar, en la medida en que redefinimos su "trabajo" y su relación con las prácticas y experiencias en el campo social. Esta reformulación propone al pensamiento no como abstracción sino como alteración. Se trata menos de comprender lo que está allí, ya trazado en evidencias de hechos, divisiones habituales, categorías determinadas, que de desarticular un orden de partición dado volviendo a articular temporariamente otro en el cual se haga lugar a lo que antes no tenía lugar. Las operaciones del pensamiento como alteración (o "disenso", en palabras de Rancière) son las que el filósofo pone en marcha a lo largo de toda su obra en los modos de mirar, armar relaciones donde no las había y escribir un paisaje que rechaza las naturalizaciones.